El día que un joven baneño salvó el concierto de Julio Jaramillo.

Una historia real que marcó a Baños de Agua Santa y a la música ecuatoriana

Era finales de los años 60. En la ciudad de Baños de Agua Santa, el ambiente era de fiesta: se anunciaba la presentación del Ruiseñor de América, Julio Jaramillo, en el teatro del pueblo. Las entradas se agotaron rápidamente y la emoción se respiraba en cada esquina.
Pero pocos sabían que, detrás del telón, algo inesperado estaba por ocurrir.


Una emergencia musical y una audición de leyenda

El día del concierto, una noticia sacudió la organización: el requintista oficial de JJ, Rosalino Quintero, no podría presentarse por motivos de salud.
Lejos de cancelar el espectáculo, Julio Jaramillo decidió convocar una audición urgente entre los mejores requintistas de la ciudad.

A la cita acudieron varios músicos, pero uno de ellos destacaba por su juventud y talento: Jorge “Tito” Salazar Luna, un baneño que, desde los 8 años, ya dejaba huella con las cuerdas de su requinto.

Cuando llegó su turno, Tito interpretó con tal maestría que el propio Jaramillo lo detuvo a mitad de canción para decir:

Con el muchacho me quedo”.

En ese instante, el joven se ganó no solo el puesto, sino también el respeto del más grande intérprete de la música ecuatoriana.


El permiso que cambió una vida

Había, sin embargo, un detalle importante: Tito era menor de edad. Jaramillo, decidido a contar con él, acompañó al joven hasta su casa, ubicada a una cuadra del teatro, para pedir el permiso de su padre, don Carlos Salazar.

Hombre de carácter fuerte, don Carlos quedó sorprendido al ver al mismísimo Julio Jaramillo en su puerta. Sin pensarlo dos veces, dio su autorización con orgullo y llevó a su hijo a comprar un traje nuevo para la presentación.
Esa noche, Baños vivió una de las veladas más memorables de su historia musical.


Una noche inolvidable y el inicio de una leyenda

El teatro estuvo lleno hasta el último asiento. La voz de JJ y el talento del joven requintista se fundieron en una presentación impecable.
Al finalizar el concierto, Julio Jaramillo invitó a Tito a continuar la gira por el Oriente ecuatoriano.
El permiso paterno solo le permitió llegar hasta Puyo, donde el deber de estudiante lo llamó de vuelta a casa, pero el recuerdo de esa experiencia marcó su destino para siempre.


El legado de un maestro

Décadas después, Jorge Tito Salazar Luna se convirtió en uno de los grandes requintistas y maestros musicales de la Amazonía ecuatoriana, formando a decenas de artistas y manteniendo viva la tradición del requinto nacional.
En 2018 se retiró oficialmente de los escenarios, pero su historia continúa inspirando a nuevas generaciones de músicos.


📖 Por: Tito Xavier Salazar S.

🎵 Basado en el testimonio de Jorge “Tito” Salazar Luna

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